Premios Searus 2004-XXVII Certamen de Poesía

PREMIOS SEARUS 2004
XXVII Certamen de Poesía

Año de Edición: 2005
Portada e Ilustraciones: Rafael Ruiz Cobos
Maquetación: Francisco Caballero Galván
Prólogo: Enrique Barrero Rodríguez
Poetas:
Máximo Cayón Diéguez
Pascual-Antonio Beño Galiana


PRÓLOGO

          “Dios quiso que naciéramos en este pueblo de Andalucía, junto a las marismas del Guadalquivir. Es un pueblo abierto y llano, abrasado de sol por los estíos. Mas cuando llega el invierno y llueve un poco, todo se inunda y encharca. El barro llena las calles. La humedad sube como un sudor salino por la blancura nítida de las paredes. Los campos inmediatos retienen las quietas aguas. Y todo adquiere una calidad lacustre, reflejada y muda”. Con estas palabras, tan llenas de emoción y poesía, comenzaba el poeta palaciego Joaquín Romero Murube a desgranar la exquisita prosa lírica contenida en su libro Pueblo lejano (Ínsula, Madrid, 1954). Y ese pueblo abierto y llano, abrasado de sol por los estíos, no es otro que Los Palacios y Villafranca, sencillamente, esta circunstancia de ser la localidad natal de Joaquín Romero Murube para que su nombre pasara a los anales de la poesía española con letras de oro. Pero a este hecho (que acaso no trascienda de lo meramente anecdótico y coyuntural), el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca ha añadido su compromiso tradicional con la cultura, su apoyo decidido y constante al verso y a la poesía y su encomiable labor de divulgación  y promoción de la creación literaria. El vehículo elegido para ello ha sido el premio Searus, que cuenta ya extraordinaria tradición y consolidación en el panorama de las Letras nacionales (no en vano ha alcanzado en la presente convocatoria, que ahora ve la luz, vigésimo séptima edición) y cuya venturoso y casi milagrosa continuidad, en un mundo mercantilizado y a veces tan alejado de las escasamente rentables manifestaciones del espíritu, da buena cuenta de la sensibilidad y el buen hacer del municipio palaciego y de sus gentes. La atención dispensada por el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca al premio Searus, que contrasta vivamente con la dejadez y el descuido con la que otros municipios se han desentendido de sus premios literarios, a veces de gran tradición e ininterrumpida convocatoria, se ha traducido, a mero título de ejemplo, en la esmerada edición del libro 25 años de poesía Searus (Antología poética 1978-2002). Y emociona leer las palabras de Manuel Sollo Fernández, periodista y primer Presidente de Searus, cuando se retrotrae a la ilusión de aquel numeroso y heterogéneo grupo de jóvenes de entre catorce y veinte años que un buen día decidieron constituir una asociación juvenil y cultural para, según rezaban sus primeros estatutos, “el perfeccionamiento cultual y moral de los asociados”. En el año 1977, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca recibió con delicadeza aquella hermosa herencia cultural para continuar con el trabajo realizado a lo largo del tiempo y enriquecerlo en todos los aspectos posibles. Y durante todo ese tiempo, nombres y colaboradores imprescindibles y necesarios para mantener viva la pequeña pero imprescindible llama de un nombre: Searus. De justicia es recordar a Juan Gil, Miguel Gavira, Manuel Bernal o Juan García, como a Francisco Mena Cantero y Víctor Jiménez, directores de la prestigiosa colección poética Ángaro e incansables alentadores de la creación Poética.
          En la presente edición del Certamen el primer premio ha recaído en el hermoso y transparente poemario Nada es mío, nada me pertenece, del que es autor el poeta leonés Máximo Cayón Diéguez. Ha obtenido numerosos reconocimientos, tanto en el ámbito poético como en el prosístico, entre los que cabe estacar los premios Ciudad de Astroga, Caja de Ahorros de Segovia, Martín Descalzo de Poesía Mística, Premio Internacional de Poesía Francisco de Quevedo o el Premio de Poesía Guadiana. En este tiempo hostil propicio al odio, como reza el verso de Ángel González cuya cita abre el poemario galardonado, el autor encuentra razones para enarbolar, sin embargo, la bandera de la esperanza:

          Dejadme  que enarbole con vosotros
          la rama del olivo.
          Permitidme que aspire a vuestro lado
          el puro aire del alba.
          Nada es mío, nada me pertenece,
          salvo aquello que me han arrebatado.
          Mi única heredad es la esperanza.

          El poeta se entrega todo entero en cada verso, porque intuye que el durísimo oficio de ser hombre en el error sustenta su enseñanza, y que es siempre más feliz:

          aquel que a manos llenas comparte con el prójimo
          el pan y la costumbre,
          el vino y la palabra.

          Hermoso y lastimado este poemario de Máximo Cayón, introspectivo y, en ocasiones, hasta sombrío, como cuando el autor perfila con palabras certeras y dolidas el desdén y la indiferencia del mundo:

          a nadie le interesa el llanto ajeno,
          nadie quiere saber nada de nadie.

          Pero poemario, en fin, redimido y traspasado por el hallazgo final de la esperanza, esperanza que el autor parece que casi se esfuerza en inventar y transmitirnos como emocionado epílogo de sus versos. El poemario de Máximo Cayón pasa a convertirse con esta edición, por derecho propio, en un nuevo eslabón en la cadena de lealtad poética y de sentimientos del premio Searus.
          Quienes han tenido la fortuna y la responsabilidad de formar parte del jurado de algún premio poético conocen sobradamente la dificultad y la relatividad de esta tarea, acrecentada cuando el Certamen contempla la concesión de segundos premios o algún accésit. La labor particularmente ingrata y de sutilísimos matices cuando la excelencia, como es el caso, es también predicable del segundo de los poemarios en liza. Pascual-Antonio Beño Galiana, nacido en Manzanares y residente en Sevilla y la población manchega de Argamasilla de Alba, miembro de número del Instituto de Estudios Manchegos y perteneciente al grupo Guadiana de Ciudad Real, ha obtenido el segundo premio en la presente edición del Certamen, y lo la hecho con un poemario cuyo título, por sí sólo, es todo un compendio y resumen de la aspiración esencial de la creación poética: De la eternidad a la belleza. Por caminos poéticos y expresivos en parte diversos a los del autor galardonado con el primer premio, Beño Galiana alcanza, en cierta forma, conclusiones análogas. También la esperanza traspasa su poemario y frente a la erosión implacable e inevitable del tiempo se alza, luminosa, la imperecedera permanencia de la belleza y de la palabra:
         
          Aún vencidos, manchados, esos cuerpos
          cuya hermosura un día deseamos
          no son ceniza y polvo.

          En el poema Leyendo un libro, Beño Galiana aprende y nos transmite la esencia de la lectura y de la poesía, desciende al mundo bello, alucinante y culto en el que no existe otra compañía que la de un libro de poemas y recibe la transfusión de sangre de la ausencia. Sí, en cierta forma, con todas nuestras diferencias y nuestra diversidad del estilo, la sangre de los poetas se funde en el instante único y decisivo de la creación poética, en esa extraña forma de entrega que es el verso. Como ganador, ex aequo con el poeta Luis Murciano, de la anterior edición del premio, es para mí un gran honor y una satisfacción redactar estas sencillas páginas para la edición de los poemarios galardonados en la presente edición del Certamen. Mi más sincera enhorabuena a Máximo Cayón y Pascual-Antonio Beño y mi reconocimiento público a al Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca por su buen hacer y su generoso mecenazgo de la creación poética.

Enrique Barrero Rodríguez


   
NOTA ACLARATORIA DE LA A.C. SEARUS

          Existe un error o confusión en la redacción del prólogo, o en la impresión del mismo al comentar Enrique Barrero: “En el año 1977, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca recibió con delicadeza aquella hermosa herencia cultural para continuar con el trabajo realizado a lo largo del tiempo y enriquecerlo en todos los aspectos posibles”.
          Hay que hacer constar que el certamen de poesía nace un 24 de junio de 1978 y que la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca se hace cargo como organizador del evento en noviembre de 1998, en su XXI edición (como aparece publicado en el prólogo de los Premios Searus de 1997, en palabras escritas del Delegado de Cultura del Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca).


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