Eduardo Casilari Pérez, Finalista Premio Searus-1991


EDUARDO CASILARI PÉREZ

Nota Biográfica

          Eduardo Casilari nace en Málaga el 9 de Noviembre de 1972.
          Estudios primarios y bachillerato en dicha ciudad, en cuya Universidad cursa actualmente cuarto curso de Ingeniería Superior de Telecomunicaciones.

          1989.-
Octubre: Segundo Premio del Concurso Juvenil de Relatos “Salvador Rueda, convocado por el Ayto. de Nerja (Málaga).

          1990.-
Mayo: Colaboración, con cinco poemas, en la Revista “Literaria 90” (publicada en 1992) del Ateneo Literario de Vélez-Málaga.
Junio: Primer Premio del certamen regional de poesía “Antero Jiménez”, convocado por el Ayto. de Torredelcampo (Jaén).
Diciembre: Accésit del III Certamen de Ensayo “Las tres carabelas”, convocado por el Sindicato Nal. de Escritores, por el trabajo “España en el Canto General de Pablo Neruda”.

          1991.-
Abril: I Premio del VIII Certamen Juvenil de Narración Corta “Jorge Guillén”, convocado por el Ayto. de Torrox (Málaga).
Junio: I Premio del VIII Certamen Juvenil de Cuentos “Gerald Brenan”, convocado por la Fundación “Gerald Brenan”. Alhaurín el Grande (Málaga).
Noviembre: Finalista del XIV Certamen de Poesía “Searus” de Poesía. Los Palacios y Villafranca (Sevilla).

          1992.-
Enero: Mención honorífica por la participación en la Muestra de Jóvenes Creadores, sección de Creación Literaria, organizada por el Ayto. de Málaga.
Abril: Participación en las II Jornadas de Poesía Inédita (Homenaje a Juan Valencia) organizadas por el Centro Cultural del 27 (Málaga). Lecturas poéticas.
Junio: Premio del Certamen Juvenil de Narración “Manuel Siurot”, convocado por el Ayto. de La Palma del Condado (Huelva).

Eduardo Casilari Pérez, noviembre de 1992.
         

         

Obra: “CICLO DEL AMANTE Y DEL OLVIDO”
Finalista, XIV Certamen de Poesía Searus, 1991


EN DONDE, A GUISA DE MONET (CATEDRAL DE
ROUEN), SE DIBUJA UNA VILLA COSTERA
SIGUIENDO EL CURSO DE LA LUZ



                              I

La ciudad improbable yace tras el velo,
en un ademán de ausencias.
El sabor a arena caliente en las comisuras,
el vértigo de la luz la distancian;
la alejan tus manos indómitas que beligeran,
el pospuesto cometido de admirarla.
Se pierde en la bahía,
trashuma en el redil luminoso hasta agotarse,
en la tránsito inmóvil del mediodía.
Mientras yo sólo puedo adular tu pelo.



                              II

La ciudad improbable languidece
en las cárdenas cenefas.
Nos sume el espacio maquillado del ocaso
y sólo desearía ir contigo entre las arañas,
siquiera por recobrar ese delicioso tumulto
de muchachas descalzas en la playa.
Por algo más. Sí también. Por algo más…
Con  una vara de olivo, que el corazón explica entre las olas,
dibujo su geometría cenital en esta orilla.
Otra vez te has escondido.



                              III

La ciudad improbable alienta
más allá, donde la noche aún no ha destelado las riberas.
Crepita sin verse, ciegamente, y quizás ha muerto.
Pero no importa:
tengo la costa impregnada de hogueras prohibidas.
Hay guerra y fuego. Si, hay un bélico augurio
y en cada pavesa que se extingue tú habitas,
y en cada tizón derramado se talla otra urbe.
Pero no llores,
no te entristezcas porque duerma hoy a la intemperie.



                              IV

La ciudad improbable traza el horizonte.
Es tiempo de sentirla ahora,
antes  de que el sol álgido la estrague.
Bajan a la mar tan temprano
tus sandalias especiadas en salitre,
que tengo miedo de que te venza la humedad vespertina.
Somnolienta y cansada te sientas en la trizada roca,
en ese desorden sin compás de lo apenas despierto,
entrecierras tus ojos claros hacia el este fúlgido
y pronuncias, mirándola: “Es hermoso que otro día se salve”.



          PARUSIAS

                    I

Dijiste: Purifícame
y en las altas copelas
me deshice en cendra.

Aprendí tu alquimia,
la pureza que buscabas con mi muerte.



                    II

Roca férvida eres,
ese momento de piedra
que en la trifulca de vivir se afana,
como en todo lo a conciencia inacabado
de Radin o Miguel Ángel,
arrecias, amor, debatiéndote
hacia esa certidumbre del aire
que alguien te niega.
Por esculpirte siempre me apareces,
por execrar la enormidad que te aprisiona y también amo,
la inaugural cabida que antes de ti ya te trenzaba.
Porque bulles a mí, en constancia de creación,
mi fe te acaba y delimita. No tu ámbito.
Y ya no te dudo.



                    RAPAZ

Mirad al neblí penetrar el campo áureo,
como si la luz fuese su única presa
o la tórtola herida el jinete de su excusa.

Con tal gentileza vuelve a mi mano
que doy en creer que la sangre en sus garras
no es sino hogazas del alto sol que desmigara en su vuelo.

El abanico jaspeado de sus alas,
clausurando en encanto sin premura,
me pone en la boca el aire tórrido
de la dulce elegancia de la muerte.

Y con él, plácido en mi puño, espero en sosiego
alcanzar la obscura ciencia de cetrería del ángel.



SÓLO QUIERO SOLICITARTE EL TRATODE
                    DELICADA CRIATURA

Este paisaje de la pasión de almífores
Rezuma como fiebre en mi frente humedecida.
Parecen buscar espacio,
imbricados en verdín y cieno,
y la otredad  les zahiere.
Inciden en atmósfera mas en vano,
pues no es sólo el aire un cuerpo puro que aceza
sino un dominio
doblegado al perfil y no a su causa.
En materia veteada de instinto y crines,
se anegan con violencia,
pretendiendo en su ira
compensar el fraude que la vida les inflige.
Ardid de orfebre en su porfía,
platería de embelesos.
Intransige el cielo y retornan a su doméstica costumbre
con el rubor lejano de haber aspirado a la llanura.



                    PERFIDIA

Titubeó. Se fue palpando los bolsillos,
Abrió y cerró escrupulosamente la maleta, el neceser.
Volcó afeitasen el andén. Torpemente se partió una uña.
Confundió una llave.
Conforme el tiempo ocurría se agitaba,
entre sexada y luctuosa.
Preguntó la hora y se enervó:
le ofendía el trajín de pasajeros.
Desarmó su equipaje,
preñó de lencería y sombreros la acera.
Rompió un cartón.

Con el tren estaba ya tranquila,
aturdida en la distancia de sus propios disfraces.
Besó con asepsia en los labios a su acompañante
y refirió, diurna y deseable:
-Mis íntimos enseres van contigo-



                    CONTEMPLACIÓN

Aún buscas el rastro del amor
en este desorden que tu negligencia evoca.
Palpa las formas y sentirás frío y desencanto,
como si hubieses ignorado
que la lid de los cuerpos quedó lejos
y sólo el tiempo entre tus paredes brega,
con cierta dignidad,
sabiéndose tu único consorte.

Entras en el mito porque ignoras en razón de un ansia,
e izas flámulas de la carne verdadera que besaste
(que jurarías ahora haber besado).
Al fingir tu pasado te inhabitas
por dulcificar el exilio de estos momentos
en que te sabes áspera la lengua,
demacrado de días solos tu rostro, todavía joven.
Lámpara apagada sobre el lecho,
reposa inmóvil lo que alguien creyó hermoso
y se acercó a beber
(ese ser que deificas sin haberlo querido
y cuya realidad derruyes en le ara del recuerdo).
En el tergal manchado de carmín y sudor frío,
en la ropa ajena sobre una silla en tu alcoba,
sino el fetiche que fabula tu condena
de imaginarte tardíamente enamorado.



                    PALINODIA

No habrá devolución de los dispendios.
Gozaste y acabó. O no gozaste
mas su límite sufres
y carenas el buque de tus días
con una dicha pretendida
por no sentir inútil tu pasado.
Fue todo maniobra de ocurridos:
la labranza del salario y su disfrute.
Ventea tus remedos de deleite
y verás que el amor extingue el tazo,
que quedas solo otra vez,
solos tus manos y el barbecho de tu edad
que se consume.
Resta arar tu presente ocurrencia.
No torturarse.



          LOOKING BACK IN ANGER

Irrumpes en lo que fuiste,
con furia.
Lactancia de soledad,
Singladura de un hombre sin contorno,
Formas cegadas con bromuro.
Y apenas sabría decirte
por qué ningún dios te distinguió
con paz de espíritu o templanza.
O hiedra de muchacha en los perdidos dinteles
de tu adolescencia.



                    SINOPSIS

Engullirse y aplicarnos al olvido,
a la lectura reposada de la carne.
(Llámalo amor o confidencias
pero sabe que eso es conocimiento).

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